viernes, 13 de diciembre de 2013

Sobredosis de paracetamol (41-0)

El equipo de rugby de Ciencias de la Información vuelve a caer de manera estrepitosa, esta vez, ante Farmacia (41-0).  Un resultado abultado, que no injusto, que un principio nadie se hubiera imaginado, y más después de un arranque de partido en el que los 'kosakos' dominaron la 22 rival y rondaron en un par de ocasiones la zona de marca de los boticarios.

La derrota es especialmente dura para los más veteranos. Farmacia, un rival del mismo nivel, nunca había conseguido ganar al XV del Ocean. Sangrante, por el torrente de puntos en contra. Resignados, porque pensábamos que los boticarios serían un rival propicio para hincharnos de moral de cara a los dos partidos en exceso complicados que restan para finalizar la temporada regular.

Una posible melé ganadora, a diez metros de la marca rival, acabó convirtiéndose en el primer ensayo para los de Farmacia. Esa fue la imagen del partido, más allá de los puntos que con inusitada facilidad iban depositando en el 'in-goal' de los 'kosakos'. Cuando mejor estaba el equipo, campeando por dominios ajenos, un insuficiente empuje en el agrupamiento acabó por sellar el destino del partido.

Germán, nuestro abnegado segunda línea colombiano.
No hubo reacción. En poco más de diez minutos Farmacia finiquito el choque, para luego en la segunda parte darse un festín anotador a costa de un equipo de Ciencias de la Información indolente, incapaz de levantarse para enderezar y rebajar el abultado resultado. Nunca nadie dijo que fuera a ser sencillo montar un equipo casi desde la nada. Las pinceladas esbozadas por los escasos veteranos que quedan dispuestos para la lid se han mostrado insuficientes, aunque abnegadas eso sí.

No obstante, la bisoñez de las nuevas huestes no está reñida con el ímpetu que muchos de ellos desprenden. Farmacia es otra roca más en el camino, otro de los varios sitios en los que tropezaremos y nos preguntaremos qué demonios hacemos abriéndonos la cabeza por nada, pero es entonces cuando llegamos al vestuario y vemos otras veinte caras igual que la nuestra y comprendemos que más allá de las miles del triunfo y los aplausos que podremos arrancar de los escasos incondicionales que se acomodan en las frías tribunas, estamos aquí por ellos, y recordamos que aunque quizás eso fue en lo último en lo que pensamos cuando abrazamos este deporte, ahora es lo único que nos hace permanecer fieles a unos compañeros, a un escudo, a unos colores... A un bar.
 

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